He querido hacer coincidir el artículo de esta semana con el último día del año. Quería escribir sobre lo que este año ha significado para mi y compartirlo contigo.

Para mi el año que hoy termina ha sido el año de los planes de acción, o lo que es lo mismo, el año de ir dando pasos que me acerquen a mis sueños, metas y objetivos.

Ha sido también el año de la paciencia y también el año del vértigo, sí, déjame que te explique.

A finales del año 2013 tomo una decisión que cambia por completo mi vida profesional y decido firmemente hacer de mi pasión mi nueva profesión. Así que decido dejar mi trabajo y durante unos meses no buscar empleo para profundizar en mi formación como Coach.

En seguida llegó 2014 un año enterito para mi, todo nuevo y sin estrenar. Con los primeros brindis del año, yo sabía que sería un año importante, un año de trabajo, de tesón, de perseverancia para dar los pasos que tenía que dar en pos de mis sueños.

Así que armada de paciencia, de ilusión, de pasión, de constancia, de ganas, sobre todo de muchas ganas, empiezo a caminar hacia mi meta. Pero claro, aunque yo diseño el camino y la meta, este camino no siempre es fácil. Y ahí es donde aparece el vértigo, el miedo, la inseguridad. Y me doy cuenta de que todo este tiempo, con quién más me las he tenido que ver es con mis emociones. Sí, así ha sido.

Darme cuenta de lo que sentía, de lo que significaba para mi, y a partir de ahí poder gestionarlo y ver lo que me estaba pidiendo, ha sido fundamental.

En realidad nuestras emociones son nuestra guía interna.

Esa gestión emocional es la que me ha dado la fuerza para hacer esa llamada que tenía que hacer, para coger un rotulador y marcar en el calendario la fecha de un taller que quería impartir. Ha sido la energía para tomar la decisión de escribir un libro, de concertar ciertas entrevistas. En definitiva la energía para llevar a cabo mi plan de acción. Esa especie de hoja de ruta donde los coaches ponemos las cosas que queremos hacer, los plazos en los que queremos hacerlo y las cosas que necesitamos para llevarlos a cabo.

Y claro, siempre que se emprende un camino y se llevan los ojos, la mente y el corazón bien abiertos, te encuentras con personas que te acompañan, que te iluminan cuando a ti te falta luz, que te prestan su aliento cuando tú no lo tienes y que en definitiva te acompañan en el tren de la vida.

¡Gracias por estar ahí!

 Todas y todos somos pasajeros del tren de la vida, una vida llena de años que tenemos que llenar de vida. Y la vida tiene cosas que nos agradan y cosas que no nos gustan, que nos entristecen o que nos enfadan. Y quizás ahí está la gracia, ¿no te parece?

Yo ya estoy preparando mis sueños para el nuevo año, luego diseñaré los planes de acción para dar los pasos que me lleven directos a conseguirlos, sin olvidarme de mi linterna emocional.

Te deseo un Feliz y consciente 2015 lleno de sueños y emociones.