Cada vez que me siento a hacer una práctica de atención plena, solo estoy conmigo. ¡Vaya! lo escribo y parece fácil, pero mi práctica me dice que no lo es.
Siempre es un acto valiente, incluso cuando lo deseo más que nada. Al sentarme en la quietud del cuerpo, la mente continua con sus pensamientos. A veces pasan muchos minutos hasta que se ralentizan y empiezo a hacerme más consciente
Somos seres sociales, desde que nacemos estamos en relación con, bueno, incluso nos gestamos dentro de otro ser. Meditar me hace más consciente de todo esto, y desde ahí, puedo tomar decisiones conscientes para ser más amable y compasiva en mis relaciones.
Todas estamos en esa rueda de hacer, conseguir, tener, yo también por supuesto, pero la práctica continuada de mindfulness nos permite un pequeño vislumbre, de que otra manera de vivir esta vida es posible. Todo aquello que tiene un carácter neutro por común, por disponible, puede convertirse en instantes de belleza que nos nutren, que nos hacen sentir parte de este mundo.
Salir a la calle, darte cuenta de que te duele, que a lo mejor caminas más despacio, pero que también puedes mirar al cielo y ver una nube, aquí y ahora, ese instante de plena consciencia. Y así, con paciencia, con una actitud apreciativa hacia la vida, abrimos espacios de libertad, abrimos “claros en el denso bosque de la vida” como dice la maestra Martha Postlewaite en su poema Clearing.
No buscamos la relajación, aunque a veces pueda suceder. Buscamos generar y acceder a recursos que nos ayuden a conectar con el presente, porque cuando estamos en situaciones de estrés la mente, los pensamientos suelen estar desbocados, suelen ser repetitivos proyectando un futuro nefasto que en realidad no existe o reviviendo el pasado de manera compulsiva.
La práctica de Mindfulness siempre te recibe con los brazos abiertos, siempre estará disponible, sin reproches, sin juicios. Solo tienes que hacer un hueco en tu vida para estar contigo, sin querer conseguir nada, sin querer demostrarte nada. No eres mejor ni peor si practicas
uidamos con amor a nuestras hijas e hijos, cuidamos de nuestros padres, madres, pareja, amistades, suegras, suegros. De una u otra manera pensamos en ellos, estamos pendiente de ellos. Y esto está bien. Sin embargo, no puede suceder a costa de nuestra salud, a costa de nuestro equilibrio, a costa de nuestra plena existencia.
El tiempo vivido plenamente. A Pia contemplar el jardín le ayuda a reconocer–Se en el cambio, en lo impermanente, en lo inevitable que queremos dejar siempre para después.
Volvemos a la casa de nuestro cuerpo, volvemos a ese espacio – tiempo, que es solo para ti, donde puedes notar cada respiración, cada latido, cada sensación.
Mindfulness es un camino ético que abarca la experiencia vital tal y como es, momento a momento.
Mindfulness, Coach emocional, Practitioner en Programación Neurolingüística (PNL), formación en Hipnosis Ericksoniana, maestría interior en Reiki, Socióloga
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