¿Te acuerdas de las primeras veces que ibas a la discoteca?
o
¿de aquellas primeras fiestas de verano en los que el calor y la juventud se convertían en un cóctel explosivo?
¿Te acuerdas de cómo nos conquistábamos?
Pues lo primero de todo eran las miraditas.
Ese cruce de miradas al entrar, que se iban haciendo cada vez más intensas, cada vez más fijas en una persona. Y sabes por qué nos miramos, pues porque en la mirada, en el contacto visual, nos reconocemos, mirarse a los ojos es querer ver más allá, es el primer paso para la conquista.
Y luego, ¿que hacíamos? ¿qué solemos hacer? pues si podemos ver, miramos, y si podemos hablar, tras las miraditas viene la conversación.
Y que dices en esta ocasión. Pues cosas buenas y bonitas. No vamos por ahí haciendo caso de la vocecilla que nos agobia, que nos dice una y otra vez, no puedes, eso no es para ti, quédate donde estás. No, cuando queremos algo, cuando hemos puesto el foco en alguien y estamos en plena conquista, lo que nos decimos es: vamos que tu puedes, atrévete, que vas a caer bien, te lo mereces.
Esa es la actitud de la conquista
Y por último, viene el momento de la seducción. Ese momento cumbre en el que resaltas todo lo bueno de ti. Sí, en esos instantes, desempolvas el baúl de tu mejor yo y te lanzas al ataque. Porque cuando quieres conquistar no haces gala de tus defectos, al contrario, solemos resaltar, lo que nos gusta, lo que hacemos bien, nos ponemos nuestro mejor traje, el que más nos favorece.
Pues bien, te propongo que apliques estos 3 sencillos pasos para elevar tu autoestima:
1º. Mirarte a los ojos
2º. Hablarte con cariño
3º. Seducirte
Y lo hagas cada día. Porque tú, eres la persona más importante de tu vida y el primer paso para que todo lo demás funcione es que tú te quieras, que te gustes.
Mindfulness, Coach emocional, Practitioner en Programación Neurolingüística (PNL), formación en Hipnosis Ericksoniana, maestría interior en Reiki, Socióloga
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