Cuando era pequeña mi abuela solía contarme el cuento de la lechera, en una versión muy particular de la famosa fábula de Esopo. Decía así: “Una lechera llevaba en la cabeza un cubo de leche recién ordeñada y caminaba hacia su casa soñando despierta. «Como esta leche es muy buena», se decía, «dará mucha nata. […]
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