Mindfulness es el arte de estar presente momento a momento. Dicho así, suena bien y parece sencillo, pero a medida que vamos entrando en el mundo de la plena consciencia, nos damos cuenta de su dificultad.
Una dificultad que viene de nuestra mente errática, incansable y de cómo nuestro cerebro para economizar activa el piloto automático. Y así, como por arte de magia, continuamos con nuestras vidas cotidianas, pero, la realidad es, que no estamos presentes la mayor parte del tiempo. Este es uno de los “insights” utilizando el lenguaje de psicoterapia, o darnos cuenta, que es como a mi me gusta llamarlo, quizás más potentes que obtenemos en los programas de mindfulness, tanto en formato curso, como en un retiro de silencio.
La presencia es muy potente, cuando te sientes presente te sientes empoderada/o. Ya no da igual si entras en un espacio o no, porque eres consciente de que estás ahí, tú, justo ahí.
Cuando con el entrenamiento aprendemos a estar presente gran parte del día o mejor dicho, más momentos, también nos damos cuenta de que de alguna manera nos vamos haciendo compañía. Nos hacemos compañía a nosostras/os mismas/os y nos hace compañía el aire que respiramos, el suelo que vamos pisando, los arboles, arbustos, pájaros, edificios, personas… Porque la presencia que entrenamos en Mindfulness es una presencia que nos conecta directamente con Todo.
Y ese gusto por estar con una misma/o hace que vayamos buscando momentos para esa soledad buscada, deseada, que nos mima y nos arropa. Vamos haciendo las paces con la extraña/o que fuimos, como dice el poema de Derek Walcot y desde ahí, nos invitamos a hacernos compañía.
Todo un lujo en nuestras sociedades, especialmente para las mujeres. ¿Te has fijado lo que cuesta encontrar esos espacios de soledad deseada? ¿Te das cuenta de cómo incluso no están valorados?
Nos retiramos para estar con una misma/o.
La soledad buscada o solitud, es una condición para sentir, para conectar con esa presencia. Por eso es tan importante ese rato que estás tú sola/o contigo. Presente en tu cuerpo, presente en tu respiración, con tu mente en conexión contigo, con tu cuerpo. Cuando conectamos con esa presencia, nos damos cuenta de que la mente se engancha a los pensamientos y a las emociones, por eso, podemos volver una y otra vez al cuerpo, a las sensaciones, al aire que respiras.
Momento a momento, instante tras instante, respiración tras respiración vamos entrenándonos para recuperar esa capacidad innata que tenemos de estar presentes plenamente y así, poco a poco, con paciencia y voluntad de aprender, vamos accediendo a es poder que es el arte de Mindfulness.
Mindfulness, Coach emocional, Practitioner en Programación Neurolingüística (PNL), formación en Hipnosis Ericksoniana, maestría interior en Reiki, Socióloga
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