¿Cómo ser una persona emocionalmente sana aplicando Mindfulness?
Mucho se habla de inteligencia emocional, hay muchos y muy buenos libros y también muchos cursos y talleres. Sin embargo la inteligencia emocional tal y como la utilizamos en Mindfulness, es algo muy simple, muy sencillo que no hace falta aprender, porque todas y todos ya lo tenemos y lo que sí tenemos que hacer, es entrenarnos.
Vivir mindful, vivir con atención, vivir consciente, significa, tomar conciencia de todo cuanto ocurre principalmente dentro de nosotras/os mismas/os. Por lo tanto, ser emocionalmente inteligente es ser consciente de lo que estoy sintiendo, de dónde localizo esas emociones y qué es lo que hago con ellas. Lo que ocurre, es que muchas veces lo que queremos no es ser emocionalmente inteligentes, si no, eliminar todo aquello que es desagradable de sentir o que coloquialmente hablando, nos hace sentir mal.
En definitiva, que preferimos eliminar el dolor (físico o emocional), antes que ser conscientes y por lo tanto, (y entiendo que cueste comprenderlo), ser personas emocionalmente sanas.
Comento esto porque es algo que me encuentro mucho en las primeras sesiones de los cursos de mindfulness que imparto y que al principio cuesta asimilar.
En mindfulness proponemos la salud emocional.
La conciencia en el momento presente, sea lo que sea que me trae ese momento presente y además, y esto también es de nota, suspendiendo el juicio o sin juicio, como dice Kabat – Zinn.
Nuestra sociedad, es hedonista, ama el placer y rechaza e incluso niega, todo lo que conlleva dolor o sufrimiento. Las personas que practicamos y vivimos con mindfulness no somos masoquistas, pero sabemos que la solución no pasa por huir de lo desagradable de la vida y que tener salud emocional sí pasa por dejarnos sentir todo, lo que agrada y también lo desagradable.
Por eso, si te acercas a un curso o taller de mindfulness esperando obtener relajación, placer, evitando el sufrimiento y todo lo desagradable de la vida, lo vas a pasar mal. En mindfulness acompañamos a las personas para que sean emocionalmente sanas, para que se den el permiso sin miedo a sentir todo, lo agradable y lo desagradable porque de eso está hecha la vida y no querer verlo ni sentirlo nos puede llevar a comportamientos que a la larga no son sanos. En Mindfulness aprendemos a abrir espacio interior para poder sentir y responder a ello de la manera que mejor nos cuide. Siempre con una actitud compasiva, amable y paciente. Conscientes de que todo, absolutamente todo cambia, y que si lo permitimos quizás se transforme y me de espacio para transformarme a mi también y dejar de estar “atrapada” en los comportamientos habituales. Como siempre la poesía llega un poco más allá y en este caso Danna Faulds lo expresa de una manera muy bella en su poema Permitir.
“A la vida no se la puede controlar.
Trata de acorralar a un rayo,
o de dominar a un tornado.
Detén a un río y creará un nuevo cauce
Resiste y la marea te hará caer.
Permite y la gracia te aupará a un nivel superior.
La única seguridad reside en dejar que todo acontezca:
lo salvaje y lo débil; el miedo,
las fantasías, los fracasos y el éxito.
Cuando la pérdida arranca las puertas del corazón,
o la tristeza encubre tu visión con desesperanza,
La práctica consiste sencillamente en soportar la verdad.
Si escoges abandonar tu forma conocida de ser,
Todo el mundo se revela ante tus ojos nuevos”.
Mindfulness, Coach emocional, Practitioner en Programación Neurolingüística (PNL), formación en Hipnosis Ericksoniana, maestría interior en Reiki, Socióloga
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