Hoy voy al preestreno de la película Sufragistas dirigida por Sarah Gavron e interpretada por Meryl Streep y Helena Boham Carter entre otras fantásticas actrices. La recaudación íntegra del preestreno se destinará a financiar el proyecto de la Fundación Vicente Ferrer de apoyo a la mujer en el estado de Andra Pradesh.
Voy con orgullo y llena de emoción, no sé si la película estará bien hecha, si habrá una buena interpretación, pero lo que sí sé, es que es necesaria y la voy a disfrutar. Voy además con mi hija. Ella sabe que la Igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres es algo todavía por conseguir de verdad. Ella sabe que las mujeres no siempre hemos sido ciudadanas, ni de primera, ni de segunda clase (es decir discriminadas). Durante mucho tiempo ni siquiera éramos ciudadanas, no teníamos reconocido el derecho al voto, el derecho que en las sociedades democráticas te permite elegir a tus representantes para que marquen el rumbo de las acciones políticas de tu país.
No fue fácil conseguirlo, muchas mujeres tuvieron que luchar, sí, aquello fue una lucha, y dieron su vida por ello. Tuvieron que radicalizarse en sus formas, para poder llamar la atención y que aquello que solicitaban, que exigían se hiciera realidad. Nada más y nada menos que la mitad o algo más de la población fuese tenida en cuenta, fuese considerada ciudadana de pleno derecho.
Aquellas mujeres, las llamadas Sufragistas tenían claro su meta, su objetivo, creían firmemente en él, supieron organizarse, conseguir apoyos, salvar obstáculos y se pusieron en acción, en definitiva puro Coaching.
El sufragismo fue un movimiento internacional de reivindicación del derecho de las mujeres a ejercer el voto. Comenzó en Estados Unidos a finales del siglo XIX, enseguida se extendió por el Reino Unido, y desde ahí lentamente al resto de países europeos.
La película se centra en el sufragismo británico que fue especialmente activo. La Unión Nacional de Sociedades por el Sufragio de las Mujeres (National Union of Women’s Suffrage Societies), creada en 1897, reunió a todas las activistas pro sufragio femenino de las ciudades inglesas, y su coordinación posibilitó la realización de acciones a escala nacional. Las reivindicaciones de la Unión se fueron ampliando, e incluían, además del derecho de voto, el derecho de las mujeres a recibir el mismo salario que un hombre por el mismo trabajo, el derecho de las mujeres a ser las tutoras legales de sus hijos, junto a los padres, y la incorporación de las mujeres a la carrera judicial.
Fijaos que algunas de las cosas que ya reivindicaban ellas, todavía hoy, no las hemos conseguido.
El feminismo es un movimiento social y político que trabaja por la justicia social, es decir, para que mujeres y hombres tengan las mismas oportunidades, los mismos derechos y las mismas obligaciones. Para que nacer hombre o mujer, no conlleve ganancias o pérdidas en la sociedad, para que tengamos sociedades más justas.
Necesitamos que nuestras jóvenes y nuestros jóvenes, entiendan que avanzar hacia la Igualdad ha costado mucho, que detrás de todos los derechos conseguidos ha habido muchas mujeres y ciertamente algún caballero, que han dedicado su vida para conseguirlo.
No demos pasos hacia atrás, avancemos hacia sociedades más igualitarias y también más felices.
Mindfulness, Coach emocional, Practitioner en Programación Neurolingüística (PNL), formación en Hipnosis Ericksoniana, maestría interior en Reiki, Socióloga
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