La práctica de mindfulness, su entrenamiento para aplicarlo a la reducción de estrés, al autocuidado, a la gestión del dolor físico y emocional, a las relaciones familiares, al crecimiento personal, es más comparable a una carrera de fondo. Cuando entramos en una formación no se nos dice que vayamos a obtener una varita mágica, ni si quiera una herramienta concreta que aplicar en un caso concreto, no. Lo que obtenemos es sabiduría, y la sabiduría requiere tiempo, requiere compromiso y calma
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