Afrontando la muerte con Mindfulness

Mindfulness es conciencia, es atención plena al momento presente sin juicio. Mindfulness nos invita a estar plenamente presentes, con la mente, con el cuerpo, conectando con la experiencia tal y como es, sin poner nada, sin quitar nada. 

Mucho aprendo y sigo aprendiendo de esta disciplina que me invita cada día a estar presente, a vivir mi vida desde la plena conciencia. Aprendo a estar presente momento a momento, también he aprendido a afrontar la muerte como parte de la experiencia de estar viva. 

Hace unas horas ha fallecido mi abuela, tenía 102 años y hasta hace 2 años, una vida completamente satisfactoria. Los últimos dos años, ha vivido en casa, decidió no salir más a la calle y reducir su mundo a sus hijos, nietos, bisnietos y algunas amistades, que íbamos a visitarla, a pasar un rato con ella. Hasta hace 3 días estuvo sentada en el sofá, coqueta hasta el final, pidiendo que le pintásemos un poco los labios, le arreglásemos las cejas, en fin, genio y figura. 

Hace 3 días decidió no salir de la cama. Lo hizo desde la consciencia, dejó de comer, casi de beber y cerró los ojos. Hasta hace un día nos conocía, nos cogía la mano, la apretaba un poquito, era su manera de decirnos que estaba ahí, aceptando el siguiente paso. Sabía que estaba al final, ha sabido que llegaba ese momento tan trascendental por el que todo ser humano tiene que pasar. Lo ha hecho, en casa, apagándose poco a poco, rodeada de cariño y de amor. 

Hoy he estado cuidando de ella, lavando su cuerpo. Lo he hecho, con mucho amor, mimándola, hablándola mientras le pasaba una toallita por cada parte de su cuerpo. Ha sido un bellísimo acto de amor, consciente y sereno. Con Mindfulness he aprendido a estar presente y serena también en la muerte. He asistido a varias conferencias de Frank Ostaseski, también he leído su libro, que por cierto te recomiendo sobre “Las 5 invitaciones: Descubriendo lo que la muerte puede enseñarnos sobre la vida plena.” Mindfulness nos ayuda a sostener desde la calma este momento tan importante. Ayer, al despedirme de ella por la noche, mientras le daba besitos, me despedía de ella y le susurré al oído, que todo estaba bien, que podía soltar, dejarse, simplemente confiar en que su cuerpo también sabía cómo tenía que hacer este viaje final. 

Vivimos muy alejados de la muerte. últimamente demasiado presente por la pandemia, pero vivimos alejados de la muerte en el sentido de que no la asumimos como una parte natural de la vida, del estar viva. Y mindfulness nos invita a estar con la experiencia de la vida, mindfulness nos invita a estar presentes desde la aceptación, la amabilidad, la compasión. 

Hay pena y dolor por la separación que implica la muerte, pero si decides vivirla desde la plena conciencia, quizás puedas hacer de esa despedida un bello acto de amor. Al menos esta ha sido mi experiencia.

Doy gracias por haber disfrutado tantos años de mi abuela.

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