Sabéis las que me seguís, que reforzar la autoestima de las mujeres es uno de mis objetivos en la vida, así que vamos a ponernos manos a la obra.
Dice Marcela Lagarde que algunas mujeres “tenemos el espejo como una experiencia de horas”, es decir viviendo pegadas a él, pendiente de la imagen que nos devuelve, y otras “ni siquiera lo miramos en una negación total del estereotipo”, esto último me pasó a mi con la báscula pero esto ahora no toca.
La cuestión que Marcela plantea y que yo os quiero plantear a vosotras, es si cuando nos miramos al espejo nos vemos con nuestra mirada, o nos vemos con la mirada de los demás. ¿Realmente me miro yo al espejo, o me miro como me gustaría que me viesen los demás? ¿Me miro yo, o me miro pensando en cómo me verán los demás?
Y ¿qué pensáis que nos exige la sociedad a las mujeres y que luego se transforma en una exigencia en nuestro yo ideal imaginario?
Juventud, alegría, perfección, cuerpo perfecto, rostro sin arrugas, sin manchas….. por citar algunas de las más comunes.
Por eso nuestra relación con el espejo es tan compleja. Sin embargo mi propuesta no es rechazarlo y tratarlo como un enemigo, al contrario, mi propuesta es entablar una profunda y sincera relación de amistad con él. Y en la medida que aprendamos a mirarnos desde nuestro yo más real, ese que no nos juzga ni nos somete a ningún estereotipo, aprenderemos a querernos más a nosotras mismas.
Primera clave del año: mirarnos al espejo sin pudor. Mirándonos a los ojos, viéndonos y reconociéndonos.
Mindfulness, Coach emocional, Practitioner en Programación Neurolingüística (PNL), formación en Hipnosis Ericksoniana, maestría interior en Reiki, Socióloga
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