Hace unos días mientras terminaba de tomar el té del desayuno sentada en una silla, bien abrigadita al sol, me sentí plena, dichosa, en conexión con todo lo que me rodeaba. Sentí la plena presencia.
Son momentos de plenitud que están tejidos de plena presencia. La plena presencia y la plenitud cuando el entorno es agradable se parecen mucho, demasiado, casi que se convierten en lo mismo.
La plena presencia la siento cuando hay una consciencia de 360 grados. Hay mucha consciencia del cuerpo, de todo lo que siento o gran parte de lo que siento: el contacto con la silla, el calor del sol en la piel, la calidez de la ropa que me abriga, el roce del aire en la cara, el peso de la taza en las manos, el calor del líquido a través de la taza. Soy consciente de que la respiración está sucediendo, no tengo que notarla en ningún lugar especial. Sólo sé que está ahí, aquí, el cuerpo respira. Toma aire fresquito, entra en el cuerpo viajando por el interior y en el siguiente instante sale y forma vaho que puedo ver deshacerse en el aire. Si me acerco la taza a los labios y bebo un sorbito de té, aparece consciencia en otro montón de sensaciones, el líquido que roza primero los labios, luego entra en el interior de la boca y llega a la lengua, noto su sabor especiado y como va calentando primero la boca, luego la garganta, después lo voy perdiendo la pista mientras llega al estómago.
Y mientras todo esto sucede, soy consciente de todos los sonidos que me rodean, trinos de pájaros que madrugan y dan la bienvenida al día, el ronco sonido de una sierra cortando leña a lo lejos, voces que se despiertan y algún que otro ladrido me acompañan en este instante de plenitud.
La mente está atenta y en calma, lo puedo notar, me doy cuenta. La emoción y el pensamiento me indican e informan que estoy ahí, presente. Así que en un instante aparece la emoción de plenitud.
Siento la conexión, me siento viva, siento la vida que me rodea y de la que formo parte. Es un instante de plenitud, es la plena presencia.
Son momentos de una gran dicha, momentos sencillos, muy sencillos en los que todo lo que necesito está ahí, en una respiración, en un sonido, en una sensación.
Nada más que hacer, solo estar presente.
Después la mente se activa y piensa en cómo me apetecería poner esto en palabras, subirlo al blog y compartirlo.
Y la vida sigue, momento a momento, a veces plena, a veces no.
Mindfulness, Coach emocional, Practitioner en Programación Neurolingüística (PNL), formación en Hipnosis Ericksoniana, maestría interior en Reiki, Socióloga
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