La col nace completamente vulnerable, apenas unas hojas sobre un suave tallo. Con el tiempo, agua y sol, ese tallo se engrosa, se hace fuerte porque tendrá que sostener bastante peso. En su parte de arriba empiezan a generarse unas grandes hojas como murallas que protegen la parte interior. Y ahí, en el centro mismo de la planta, se empiezan a replegar sobre sí mismas, pequeñas hojitas. Una sobre otra, una sobre otra, envolviéndose. Al principio es muy frágil, podríamos separarlas con facilidad, hay mucha vulnerabilidad en la planta.