Llevo tiempo queriendo escribir sobre esta bella flor de una belleza singular y muy apreciada por su simbolismo espiritual en los países asiáticos.
La flor de loto emerge bella y radiante tras hundir sus raíces en el lodo. Contrasta por tanto que tanta belleza acumulada en sus múltiples pétalos se nutra del barro, del cieno y de todas las “impurezas” que podamos imaginar en el fondo de un estanque.
No es de extrañar que sea un símbolo de superación, de crecimiento espiritual.
¿Con qué podemos comparar la flor de loto?
Sin duda con la mente humana. Esa parte esencial y característica del ser humano que contiene y procesa absolutamente todo nuestro contacto con el mundo. Ese contacto con el mundo no siempre es inmaculado y bello y muchas veces, está hecho de ira, de mentiras, de malos deseos o pensamientos que desearías no tener. Cuando esto nos ocurre, la tendencia es a pensar que no somos buenas, o que algo está mal en nosotros. La práctica de la atención plena, mindfulness, nos invita a abrir espacio a todo lo que ocurra, porque en esa sabiduría de siglos que nos preceden, se sabe que, del lodo, surge la bella flor del loto, o lo que es lo mismo, que de pensamientos oscuros, del aburrimiento, de la depresión, de lo indigno, también puede surgir una mente bella, una mente amplia y espaciosa, que envuelva en amor todo eso que la embarra.
Cuando meditamos, cuando nos formamos en esta práctica milenaria que es mindfulness aprendemos a relacionarnos con el contenido de la mente, tal y como es. Eso significa aceptar mucho lodo, mucho barro, mucha impureza. Lo aceptamos sin identificarnos con ello y confiando en que podemos sembrar en ese barro bellas semillas de amor, de generosidad, de compasión y de alegría.
En palabras del maestro Thich Nhat Hanh “No ignores tu sufrimiento, pero no te olvides tampoco de disfrutar de las maravillas de la vida, en beneficio tuyo y en el de todos los seres.”
Mindfulness, Coach emocional, Practitioner en Programación Neurolingüística (PNL), formación en Hipnosis Ericksoniana, maestría interior en Reiki, Socióloga
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