Mindfulness es el entrenamiento de la atención plena. Entrenamos nuestra mente – corazón para que esté atenta, sea amable y compasiva. Al final va de atender a la vida tal y como es, con unas actitudes que entrenamos con las formaciones y la práctica continuada.
Cuando decides y fijaos que importante esta palabra, porque decidir es una acción que nos coloca en primera persona y nos devuelve la responsabilidad: yo decido. Pues bien, cuando decides vivir mindfulness, es decir, vivir consciente, desde la curiosidad, siendo amable contigo y con tu mente, atender a lo que sientes sin juzgarlo…, y esto, sin duda, puede ser un acto radical como dice Jon Kabat – Zinn, creador de los programas de mindfulness para la reducción de estrés MBSR del que como sabes, soy profesora.
Y esta elección que hacemos de vivir consciente nos predispone para afrontar lo que sea que nos esté tocando vivir en cada momento. Y mi experiencia me dice que la vida es a la vez compleja y sencilla. Esta mañana cuando fui a dar un paseo en bicicleta, me di cuenta de que parte del camino lo estaba haciendo en piloto automático. Y esto no está mal, no lo juzgo, simplemente lo reconocí. También reconocí el motivo por el que, aunque mis piernas pedaleaban y podía continuar sin caerme de la bicicleta, no estaba totalmente presente, atenta como otras veces. En mi mente se sucedían pensamientos que se me enredaban con emociones de tristeza, de añoranza recordando los últimos momentos de la vida de mi gato peluche y cómo sentí que su cuerpecito se apagaba ayer entre mis brazos. Vivir mindfulness es atender a la vida tal y como es y para mí estos días no ha sido ni sencilla ni agradable. Pero vivir mindfulness también es volver al momento presente, y ese instante en el que me permito ser consciente del camino, de la temperatura de aire, fresquito por la mañana, de los conejos que veo en sus madrigueras, del esfuerzo de mis piernas cuando llega una cuesta… Esos instantes de consciencia del momento presente me sirven para no quedarme atrapada en esas emociones y pensamientos. Me sirven para abrir espacios que me permitan darme cariño, auto compasión, desde el reconocimiento de que estoy sufriendo. Y a la vez, recordar los momentos agradables, sentir alegría por haber compartido con él momentos deliciosos. Admirar sus cualidades, esas que lo han hecho único para mí. Su resiliencia, su amor incondicional, sus muestras de cariño, su lealtad…
Mindfulness va de atender a la vida tal y como es en cada momento. Nos entrenamos para vivir conscientes, ser más amables y compasivas, gestionando de una manera saludable todo lo que nos ocurre, sin huir y sin luchar más de la cuenta.
Mindfulness, Coach emocional, Practitioner en Programación Neurolingüística (PNL), formación en Hipnosis Ericksoniana, maestría interior en Reiki, Socióloga
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