Notar la reactividad hace que podamos dejar de nutrirla

Cuando notamos la reactividad de la mente, podemos dejar de nutrirla. Esta es la magia de mindfulness, aunque como sabes, no existen varitas mágicas.

Gran parte del entrenamiento en mindfulness consiste precisamente en eso, en darnos cuenta de cómo la mente – corazón entra en reactividad. La reactividad se puede manifestar de múltiples formas, tensión en distintas zonas del cuerpo, emociones intensas en forma de enfado, ira… pensamientos difusos u obsesivos.

En realidad, esto es lo que nos sucede muchas veces en nuestra vida cotidiana. La mayoría de las veces es una reactividad sutil, que apenas notamos, pero otras veces, esta reactividad se convierte en nuestra manera habitual de vivir. La pregunta del millón entonces es: ¿cómo puedo salir de ahí? Y la respuesta más sencilla, es: darse cuenta.

Nuestra mente humana está diseñada para activarse ante cualquier cosa que percibe como amenaza. Puede ser algo muy importante como por ejemplo, la pérdida de un trabajo, o algo sutil, como que hayas quedado con alguien y te cambie los planes. La verdad, es que la mente – corazón, a priori, no distingue, así que, en ambos casos, se altera, y entra en reactividad.  

Con la práctica continuada de mindfulness, y (esto quiere decir, que tienes la intención de aprender y comprender, estudiando, asistiendo a formaciones, practicando y luego integrando lo aprendido en tu día a día), conseguimos reconocer esta reactividad y abrir espacios para no dejarnos arrastrar por ella, o si nos sucede, (recuerda que somos seres humanos), podemos darnos cuenta antes y poner remedio.

Al final se trata como me has oído decir en otras ocasiones en darnos cuenta del enorme poder que tenemos para vivir más felices. Solo tenemos que asumir nuestra responsabilidad en ello y ponernos manos a la obra.

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