La práctica de Mindfulness siempre te recibe con los brazos abiertos, siempre estará disponible, sin reproches, sin juicios. Solo tienes que hacer un hueco en tu vida para estar contigo, sin querer conseguir nada, sin querer demostrarte nada. No eres mejor ni peor si practicas
uidamos con amor a nuestras hijas e hijos, cuidamos de nuestros padres, madres, pareja, amistades, suegras, suegros. De una u otra manera pensamos en ellos, estamos pendiente de ellos. Y esto está bien. Sin embargo, no puede suceder a costa de nuestra salud, a costa de nuestro equilibrio, a costa de nuestra plena existencia.
Si elegimos vivir dejándonos rozar por la Vida, elegiremos estar presentes en cada momento, permitiremos que la vida que se despliega en cada instante nos roce y nos transforme.
Las campanas de mindfulness nos ayudan a conectar con el presente reconociendo cómo entramos en piloto automático y eligiendo nuestras campanas para regresar al momento presente.
Las semillas no solo hay que plantarlas con buenas intenciones, también hay que cuidarlas, proporcionarles agua, sol, cuidados y amor, esto último en grandes dosis al menos en mi caso. Y como sucede con el trabajo de agricultura, es imposible controlarlo todo y esto es otra semilla que cultivamos con Mindfulness.
El tiempo vivido plenamente. A Pia contemplar el jardín le ayuda a reconocer–Se en el cambio, en lo impermanente, en lo inevitable que queremos dejar siempre para después.
Quiero contarte algunas vivencias del retiro de silencio y práctica de mindfulness que tuvimos hace una semana en Becerril de la Sierra. Algunas fueron compartidas al final, cuando retomamos la noble palabra y por fin nos miramos, nos hablamos tras dos días de noble silencio. Y una de las cosas más comentadas y que a mi también me llamó la atención, tiene que ver con el cambio, con lo que en mindfulness se denomina impermanencia.
Practicar Mindfulness es estar contigo misma/o, es dejar a un lado las prisas, los objetivos, los deseos, los problemas, para simplemente ser.
Una vez que tienes bien identificada tu ancla, es algo que puedes utilizar en cualquier práctica de meditación para estabilizarte, o en cualquier momento de tu vida cotidiana. El ancla de tu atención se puede convertir en un refugio para tu mente
Volvemos a la casa de nuestro cuerpo, volvemos a ese espacio – tiempo, que es solo para ti, donde puedes notar cada respiración, cada latido, cada sensación.
Mindfulness, Coach emocional, Practitioner en Programación Neurolingüística (PNL), formación en Hipnosis Ericksoniana, maestría interior en Reiki, Socióloga
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