Mindfulness funciona: ¿quieres saber cómo?

Desde 1979 fecha en la que Jon Kabat – Zinn puso en marcha los primeros programas de mindfulness para reducir el estrés, el MBSR, ha sido objeto de interés de la investigación científica asociada a la neurociencia.

La neurociencia es una disciplina científica que estudia el cerebro y todos los procesos relacionados con la mente. En el año 2011, Britta Hözel, Lazar y otros colaboradores, plantearon 5 mecanismos o elementos a través de los cuales, la meditación mindfulness produce sus efectos.

La práctica de la Atención plena, mindfulness, es la toma de conciencia sin juzgar de las experiencias del momento presente y este hecho sencillo y natural e innato para nuestra mente, aumenta el bienestar y mejora los síntomas relacionados con el estrés.

Lo que Hozël y sus colaboradores, descubrieron, es que, tras practicar al menos 8 semanas, es decir, lo que dura un programa MBSR de mindfulness para la reducción de estrés, podemos empezar a notar una mayor Regulación de la atención. Durante el programa empezamos a prestar atención a zonas focalizadas del cuerpo, y poco a poco, vamos notando menos dispersión mental y una mejora de la capacidad de concentración.

También se produce una mayor Consciencia corporal. A través de una de las prácticas formales que entrenamos en el MBSR, la exploración corporal, vamos relacionándonos con las diferentes sensaciones del cuerpo, apreciando lo agradable de sentir, lo desagradable o lo que nos resulta más neutro. Sentimos, frío o calor, notamos picores, tensión en la piel, la postura del cuerpo, los movimientos al respirar o los que provienen del interior del cuerpo. De esta manera, vamos reconociendo las sensaciones del cuerpo que son la base para luego poder realizar una buena regulación emocional.

La Regulación emocional se produce al tomar consciencia de lo que sentimos en cada momento, abriendo espacio para notarlo sin obligación de cambiar nada. De esta manera, vamos reconociendo emociones, las sensaciones que nos producen y los pensamientos asociados a ellas y así, podemos relacionarnos con ellas, exponiéndonos y sintiéndolas de una manera menos reactiva, que nos permita explorar nuevas maneras de afrontarlas.

Toda esta consciencia que vamos entrenando semana tras semana, produce Cambios en la perspectiva del yo. Empezamos a relacionarnos con los pensamientos al igual que lo hacemos con las sensaciones del cuerpo. Vemos como aparecen, se mantienen o desaparecen y podemos poco a poco no identificarnos, no creernos todo lo que nos proponen. Notamos como esa actividad de la mente, tiene vida propia y no siempre tenemos que hacerle caso, de esta manera, nos vamos desenganchándonos de creencias sobre lo que yo soy, lo que yo digo, cómo me comporto, lo que yo…

La conclusión de todo esto, es que aprender mindfulness, practicar mindfulness, vivir mindfulness nos hace más libres.

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